La afirmación de ReViVe

NUESTRA AFIRMACIÓN EN ReViVe:

Dios es el Salvador, Sanador, y Gobernante, que nos llama a vivir en libertad de nuestras heridas, creencias dañinas y malos hábitos. Él nos llama a una nueva identidad como sus amados hijos e hijas. Él nos da perdón inmerecido y purificación que quita los miedos, la vergüenza y la culpa de nuestro pasado. Dios nos ofrece su poder para vivir en paz, fortaleza, y honor. Por tanto, Dios nos llama a vivir en su verdad con valentía, humildad, y arrepentimiento, en total devoción a Él y a sus Sagradas Escrituras.

El repetir en grupo y en voz alta nuestra afirmación hace parte de las reuniones semanales de ReViVe. Esto tiene un significado muy especial para aquellos de nosotros que somos participantes porque es nuestra declaración de identidad en relación con Dios y cómo él está transformando nuestras vidas. Nuestra afirmación es un recordatorio que nos anima e instruye de formas que puede que no sean evidentes para otros, pero que influye cómo nos acercamos a Dios para vivir fuertes en la libertad que Él nos da.

Aquí encontrarás una breve descripción de lo que esto significa para nosotros:

1. La primera oración se enfoca en quién es Dios.  Este es el punto de partida adecuado que pone todo lo demás en perspectiva. Se podrían decir muchas cosas acerca de Dios porque él es el único y eternamente supremo, todopoderoso, el que todo lo ve, todo lo sabe, el que es completamente sabio, nuestro siempre presente Creador, Dueño, Sustentador y Juez de toda la humanidad. A pesar de todo lo que se podría decir sobre él, nuestra afirmación deliberadamente nos recuerda algunos aspectos específicos sobre quién es él, que son especialmente relevantes para explicar por qué estamos participando en ReViVe, y esta primera oración es una declaración global de eso.

2. La segunda oración destaca que Dios nos llama a una nueva identidad. Esta no es una declaración meramente académica, ni un ejercicio mental para disfrazar a nuestro viejo “yo”. Más bien, es un cambio verdadero que es vital para vivir el nuevo valor que tenemos en nuestra relación con Dios, nuestras nuevas creencias, nuevos patrones de pensamiento y nuevas formas de comportarnos y relacionarnos en nuestro día a día. Este factor es fundamental para iniciar el proceso que nos lleva a un nuevo comienzo en la vida y a experimentar sanidad y renovación continuas. Este proceso tiene su fundamento únicamente en el perdón y la limpieza que nunca podemos ganar o merecer, pero que Dios otorga por medio de su gracia. Él es quien ha hecho lo necesario para que esto sea posible. Esto nos da el privilegio de vivir una nueva vida que comienza ahora y continúa para siempre. Es un proceso que busca vencer la culpa, la vergüenza, el miedo y el quebrantamiento que surgieron como resultado de la desobediencia de las primeras personas, y que ha infectado al resto de la humanidad desde entonces.

3. La tercera frase nos recuerda lo que Dios nos da para vivir nuestra nueva identidad. Esta nueva identidad no es meramente una idea, sino que implica un verdadero poder para una nueva vida. Las Escrituras dicen de aquellos que son “nacidos de nuevo” por el Espíritu de Dios: “Porque Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino un espíritu de poder, de amor y de dominio propio”. Como participantes de ReViVe, reconocemos humildemente que no podemos remediar nuestro quebrantamiento. Por lo tanto, estamos profundamente agradecidos de que el Espíritu de Dios nos haya dado tres claves para nuestro nuevo ser y nuestra nueva vida: poder, amor y dominio propio. Cada uno de ellos afecta a los otros dos en todos los aspectos de nuestra vida. El Espíritu de Dios usa la Palabra de Dios —las Sagradas Escrituras, también conocidas como la Biblia— para enseñarnos cómo vivir nuestra nueva identidad en su poder y amor con dominio propio. La Biblia no se parece a ninguna otra revelación de Dios porque es su mensaje eterno para todas las personas y habla de los temas más profundos de nuestras vidas para mostrarnos el camino de Dios. Es así que podemos experimentemos una vida abundante en relación con él, con nosotros mismos y con los demás, sin importar lo que haya sucedido en nuestro pasado.

4. La cuarta y última oración nos recuerda de nuestra responsabilidad. Dado todo lo que Dios ha provisto y hecho por nosotros, ahora depende de nosotros responder de manera apropiada. Dios no nos obliga a obedecerle como si fuéramos robots. Él nos ha buscado con sacrificio para darnos todo lo que necesitamos, y ahora —de una manera que tal vez sea vagamente similar a una madre pájaro que empuja a sus crías fuera del nido para volar porque sabe que pueden— depende de nosotros recibir lo que Dios ya ha provisto y ponerlo en práctica con gratitud de todo corazón y de acuerdo con las Sagradas Escrituras.